El AÑO LITÚRGICO es la organización temporal, cíclica y anual, de toda la historia de la salvación obrada por Cristo. Comprende los distintos tiempos litúrgicos y festividades (adviento, navidad, cuaresma, semana santa, tiempo pascual, tiempo ordinario y las celebraciones de los santos y de la virgen María) que resaltan  los misterios de nuestra salvación. Comienza con el nacimiento de Cristo y se va desarrollando hasta su última venida en la Parusía.

El año litúrgico tiene dos finalidades. La primera, catequética, es decir, de instruir y enseñar los misterios de la salvación; la segunda, salvífica, es decir, que estos misterios sean efectivos en la vida de cada cristiano al vivir la vida de Cristo desde su nacimiento hasta su muerte. 

El año litúrgico tiene dos ciclos: el “temporal cristológico”, que gira en torno a Cristo y el “santoral”, dedicado a los santos y a la  virgen María.

El año litúrgico es la forma que la Iglesia celebra su fe. Hay que recordar que no solo es tener fe en Dios y vivir de acuerdo a ella, sino que hay que celebrarla públicamente y en comunidad,  con acciones concretas de culto. Esto llevará al recuerdo de lo que pasó para la salvación, hará presente a Cristo que actualiza esos acontecimientos pasados y motiva a la espera de la  instauración del Reino de Dios.