El propósito de la Orden es el propio de una familia religiosa, suscitada bajo el impulso del Espíritu Santo y aprobada bajo la autoridad de la Iglesia.

Los agustinos recoletos surgen como expresión del Espíritu Santo y bajo la autoridad de la Iglesia. De modo que no es una institución meramente humana. Es el Espíritu la que le anima y vivifica. Ciertamente la dirigen y administran seres humanos, pero bajo el amparo del Espíritu. Los frailes agustinos recoletos viven los consejos evangélicos porque quieren imitar a Cristo, y lo hacen siguiendo el carisma de san Agustín. La Iglesia, en la que está enraizada la Orden, pide a los frailes fidelidad al carisma de Agustín en el que profesaron para ser fieles y coherentes en la Iglesia. Este carisma implica el amor a Dios que une los corazones para vivir en comunidad. Y así, en comunidad, poder difundir ese amor en el mundo.

Reflexión 4: P. Víctor Emiliano