Ciclo A: VII domingo de pascua

1ra lectura: Hechos 1, 1-11
Salmo responsorial: 46
2da lectura: Efesiós 1, 17-23
Evangelio: Mateo 28, 16-20
YO ESTOY CON USTEDES TODOS LOS DÍAS HASTA QUE SE TERMINE ESTE MUNDO
Este acontecimiento marca el comienzo de una nueva etapa para la Iglesia naciente. La presencia del Señor es real pero de forma diferente a como estaban acostumbrados. La fe, con la fuerza del Espíritu, será lo que les mueva para proclamarle por el mundo entero. La misión encomendada de irradiar su palabra y hacer discípulos suyos a todo hombre es ardua y aparentemente imposible, pero “…sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Desde aquel entonces estas han sido las palabras que han movido a la Iglesia para las grandes jornadas evangelizadoras emprendidas por Pablo y los demás apóstoles. Estas han sido las palabras que han movido el corazón de tantos misioneros quienes han dado su vida por llevar la Palabra y proclamar que Jesús es el Señor, estas son palabras que han fecundado el corazón de tantos mártires en la historia.
La Resurrección y la Ascensión del Señor constituyen la mejor prueba para afirmar que la muerte es sólo un paso para llegar a la auténtica vida: “Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo…” Si Cristo resucitó, entonces, todo hombre resucitará. La vida eterna en el Señor ya fue pagada, ojalá todos sepan aprovechar este magnífico don.
La fiesta de la Ascensión del Señor es la manifestación del gozo de la Iglesia por la exaltación de su Cabeza, y la esperanza que algún día el cuerpo peregrino se una a su cabeza en el cielo. La oración colecta de este domingo así lo expresa: “Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido Él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo”.
SEÑOR, TU ASCENSIÓN ES LA SEGURIDAD DE MI TRIUNFO.
P. Víctor Emiliano