Soy Víctor E. Villegas Suclupe, religioso y sacerdote agustino recoleto. Nací en Perú en el departamento de Lambayeque, en la ciudad de Chiclayo, el 9 de febrero de 1967. Mis estudios básicos regulares concluyeron en el año 1983, en 1984 comenzaron mis estudios superiores en la Facultad de Agronomía de la universidad nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque, los cuales concluyeron en 1992 con el título de Ingeniero Agrónomo.
En marzo de 1995 ingresé al seminario San Ezequiel Moreno, en la ciudad de Lima, para comenzar la etapa del Postulantado en la Orden de Agustinos Recoletos. En 1998 cursé la etapa de Noviciado, por un año, en el convento “Desierto de La Candelaria”, en Colombia. El 9 de enero de 1999 realicé mis primeros votos religiosos en la Parroquia Nuestra Señora de la Consolación de Chiclayo. Con estos comencé la etapa del Teologado en el seminario Santa Rita de Casia, en Miraflores, Lima. El 27 de diciembre de 2001 concluyen mis estudios eclesiásticos con el Grado Académico de Bachiller en Sagrada Teología. El 19 de marzo de 2002 emití mi profesión solemne en el seminario San Ezequiel Moreno. De esta forma concluye la etapa formativa del Teologado y comienza una nueva experiencia de vida como agustino recoleto.
El 23 de marzo de 2002 tuve mi primer destino a la parroquia Santa Rita de Casia, comunidad en la que realizaría mi año de pastoral como parte del proceso de formación. El 10 de septiembre del mismo año, en el convento San Agustín de Pachacamac, fiesta de San Nicolás de Tolentino, me ordenó de diácono Mons. José Ramón Gurruchaga Ezama, SDB, obispo titular de la Diócesis de Lurín, y el 22 de marzo del año 2003, al concluir mi año de pastoral, soy ordenado sacerdote en la parroquia Nuestra Señora de la Consolación de Chiclayo por manos de Mons. José Carmelo Martínez Lázaro, OAR, obispo prelado de Chota.
Mi labor pastoral, ya como sacerdote, continuó en la parroquia Santa Rita de Casia, en los ministerios que la conforman: En la parroquia, como vicario parroquial y desde el año 2005, en el colegio, como Rector de dicha institución.
En Marzo de 2013 me trasladan a la Prelatura de Chota para servir al Señor en la parroquia Santa Mónica como párroco de la misma.
El 10 de octubre de 2018 se celebra en Monachil-España el histórico XXXVI Capítulo de la Provincia Santo Tomás de Villanueva en el que se fusionan las provincias de Santo Tomás de Villanueva, Santa Rita de Casia y San José, a la que yo pertenecía, y surge otra renovada con el nombre de la primera. En este soy elegido, por la gracia de Dios, como Vicario Provincial de Perú. Es así que dejo “mi Chota querida” el 14 de noviembre del mismo año para radicar en la ciudad de Lima.
El 2 de julio de 2022, a las 5.00 de la mañana en Perú y 12 horas en Roma, se hace público mi nombramiento como Obispo Prelado de Chota, en reemplazo de Mons. Fortunato Pablo Urcey. Mi nombramiento como tal fue algo inesperado que cambió el rumbo de mi historia. Mi ordenación episcopal y toma de posesión se realizó el 15 de octubre de 2022, en Chota, en la Monumental Plaza de Toros “El Vizcaino”. Desde esta fecha radico en la sede del Obispado de Chota.
Doy gracias a Dios por mi nueva labor como pastor de la Prelatura de Chota, y por todos los beneficios que día a día el Señor me regala.
Santa Rita de Casia fue mi primer amor y Santa Mónica el fuego de mi vocación. El Señor en su providencia fue marcando el rumbo de mi vida y, con certeza pudo decir, “el Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes pastos él me hace reposar y a donde brota agua fresca me conduce”.
¿Qué otra labor tiene el P. Víctor fuera de su trabajo ? Esta página refleja aquellos trabajos que han forjado, y siguen forjando, buenas costumbres, y distracciones que, cuando queda un poco de tiempo, me relajan.
Esta página describe los pasos que fui dando en el camino hacia la vida religiosa y sacerdotal. Es el itinerario hacia una nueva etapa en mi vida. No cabe duda que el hombre propone, pero Dios es el que dispone, y siempre para bien.
Me siento orgulloso de mi familia, es el regalo más grande que he recibido del Señor. Con gran acierto puedo decir: “El Señor ha estado grande conmigo”.