Para que los fieles accedan con más facilidad y de modo ordenado, domingo a domingo, a la Palabra de Dios la Iglesia ha creído conveniente ordenarla en tres ciclos: Ciclo A, Ciclo B y Ciclo C. Cada ciclo comienza con el inicio del año litúrgico, es decir con el primer domingo de adviento y concluye con la fiesta de Cristo Rey del Universo. Al concluir el ciclo C automáticamente se regresa al Ciclo A. Si una persona participa puntualmente en la misa del domingo, en un lapso de tres años habrá escuchado casi toda la Sagrada Escritura.
En cada ciclo se leen los textos de un evangelio, de modo que el orden de los ciclos coincide con el orden de los tres primeros evangelios, los sinópticos. Es decir, en el Ciclo A se leerá cada domingo el evangelio según san Mateo, durante el ciclo B se leerá cada domingo el evangelio según san Marcos y durante el ciclo C se leerá cada domingo el evangelio según san Lucas. El evangelio según san Juan se lee intercalado entre los tres ciclos y en Cuaresma y Pascua principalmente.
Los días de la semana que no son domingo, salvo fiestas y solemnidades, se les llama días de feria. El orden de las lecturas es diferente. Estas se dividen en dos grupos: lecturas de año par y lecturas de año impar.
No está demás afirmar que este orden adoptado por la Iglesia para bien de los fieles se aplica a toda la Iglesia y en cualquier parte del mundo.