Ciclo A: El bautismo del Señor

1ra lectura: Isaías 42, 1 – 4.6 – 7
Salmo: 28
2da lectura: Hch 10, 34 – 38
Evangelio: Mateo 3, 13 – 17
ESTE ES MI HIJO AMADO, EN QUIEN ME COMPLAZCO
La semana pasada se celebraba la Epifanía del Señor, celebración que resalta la manifestación de Cristo a toda la humanidad. Hoy la Iglesia celebra el bautismo del Señor, que se podría decir también, una especie de epifanía en la que Cristo se manifiesta como hombre y Dios a la vez. El no necesitaba el bautismo por el hecho de ser Dios pero se solidariza con la humanidad: “Déjalo así por ahora. Está bien que cumplamos todo lo que Dios quiere”. Con este acto público dejaba sentada la necesidad del bautismo para todo hombre que de verdad quisiera renacer a la vida nueva en el Espíritu. El bautismo de Juan era simplemente un bautismo de conversión, con Cristo este acto se convierte en solemne, toca la esencia del ser humano al limpiarlo del pecado original y es puerta de entrada para una vida de santidad. La presencia del Espíritu en forma de paloma y las palabras del Padre “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” legitiman al Hijo para comenzar toda la tarea de extender el Reino de Dios en el mundo. Es penoso ver a cuantos que se proclaman cristianos postergar el bautismo y dejarlo a expensas de meros sentimentalismos o compadrazgos, quitando el sentido real del sacramento.
El bautismo de Jesús lleva consigo un compromiso, compromiso que lo llevará hasta la vida eterna. Este es el itinerario que todo cristiano fiel a su Maestro debe caminar.
SEÑOR QUE NUNCA ME OLVIDE DE RENOVAR MIS COMPROMISOS BAUTISMALES.
P. Víctor Emiliano