Ciclo B: I domingo de cuaresma

1ra lectura: Génesis 9, 8 – 15
Salmo: 24
2da lectura: 1 Pedro 3, 18 – 22
Evangelio: Marcos 1, 12 – 15
NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS
No cabe duda que al demonio le cae como anillo al dedo el título de “tentador”. Él siempre tiene una propuesta disfrazada de bien para destruir lo bueno. Así pasó con nuestros primeros padres, con el mismo Jesús al comenzar su misión evangelizadora, y con cada ser humano que quiere comenzar una obra buena. El pecado no está en la tentación, está en la acogida que se le da cuando se presenta. De la actitud frente a la tentación vendrá la consecuencia, para bien o para mal, y siempre con dimensiones sociales inimaginables: “…si por la culpa de uno murieron todos, mucho más, gracias a un solo hombre, Jesucristo, la benevolencia y el don de Dios desbordaron sobre todos”. De allí la obligación de dar respuestas contundentes, como Jesús, a las “tentaciones” de la vida. No hay que temer a las tentaciones, nadie es tentado por encima de sus fuerzas. Estas se deben asumir y aceptar como medios para fortalecer la voluntad, apuntalar y evaluar la vivencia de la fe.
Las tentaciones que tuvo Jesús son las mismas que acechan a la humanidad desde siempre y, en particular, a cada persona en su cotidianidad; con diferentes matices dependiendo de la persona y las circunstancias, estas son siempre actuales y con el mismo objetivo: malograr el plan amoroso de Dios. Aunque Dios las permita, y esto es un misterio, sabiendo manejarlas son medios para el crecimiento espiritual. De allí la petición en el Padre Nuestro: “no nos dejes caer en la tentación”. No le pedimos que nos quite las tentaciones sino que nos fortalezca cuando se presentan para no caer. De allí la necesidad de ser astutos y no dialogar con quien sabemos es el tentador.
La primera tentación pretende una salvación “facilona” y “materialista” que tan solo se ocupe de los asuntos materiales y esté supeditada a los gustos y placeres del momento. La respuesta de Jesús deja claro la posición del cristiano: “…no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. La segunda pretende mover a las masas con emociones, que sigan a un líder egoísta y movido por su publicidad, arrebatando a Dios su protagonismo: “No tentarás al Señor, tu Dios”. La tercera tentación, la más grave creo yo, pretende dejar sin piso todo el plan de redención: la idolatría. Es decir, pretende expulsar a Dios de su lugar. Esta última tentación es la que se nota más en el mundo actual. El hombre se ha construido “dioses” que le exigen y esclavizan, e incluso, él mismo se ha constituido Dios.
Que en este tiempo de cuaresma podamos identificar todo aquello que pretende arrebatarnos la auténtica redención de Jesucristo.
SEÑOR DANOS LA LUZ DE TU MIRADA PARA RECONOCERTE EN EL CAMINO DE LA VIDA.
P. Víctor Emiliano