CICLO C

1ra lectura: Baruc 5, 1-9
Salmo: 125
2da lectura: Filipenses 1, 4-6
Evangelio: Lucas 3, 1-6
PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR, ALLANAD SUS SENDEROS.
Este segundo domingo de adviento el Señor invita a la Iglesia, su pueblo, a no perder la esperanza, a no quedarse anclada en aquellas situaciones dolorosas y pecaminosas que involucran a sus hijos y que le hacen retroceder, y que pareciera que “todo está perdido”: “A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en un trono real”. Si esta promesa es de Aquel que nunca falla ¿Cómo no mantener esa esperanza viva y firme en Él? Esta esperanza, a la que todos estamos llamados, lleva consigo un compromiso personal, un proceso de conversión que le sustente y que no quede solo en una ilusión, como lo pide el bautista siguiendo a Isaías: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo áspero se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”. Es un llamado a la “esperanza” pero, es una espera activa y dinámica con la certeza que Dios mismo es el que labora para lograr aquello que esperamos. Al respecto Pablo nos dice: “Esta es mi convicción: que si Dios ha inaugurado entre ustedes una obra buena, la llevará a feliz término hasta el día de Cristo Jesús”. Con la convicción que el Señor nunca abandona a su pueblo y que desea que todos seamos felices e irreprochables, caminemos por el desierto de la vida, a la espera de su encuentro.
SEÑOR, QUE EL DESIERTO DE MI VIDA NUNCA ME ROBE LA ESPERANZA EN TI.
P. Víctor