CICLO C


1ra lectura: Sofonías 3, 14-18a

Salmo: Isaías 12,2-3.4bcd.5-6

2da lectura: Filipenses 4, 4- 7

Evangelio: Lucas 3, 10-18


 

ENTONCES, ¿QUÉ DEBEMOS HACER?


            Es el tercer domingo de adviento y, de modo especial, la liturgia le llama de la “Alegría”: “Regocíjate, hija de Sion; grita de júbilo, Israel; alégrate y  gózate de todo corazón, Jerusalén” y Pablo nos invita a estar siempre alegres: “Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén siempre alegres”. Ante la proximidad de la llegada del Hijo de Dios cómo no estar alegres y transmitir esa alegría a los demás. La alegría tiene que ser el sello de todo cristiano convencido.

           El domingo precedente Juan Bautista invitaba a la “conversión”. Todo llamado exige una respuesta y esta se debe concretizar este domingo: “¿Entonces qué hacemos?”. Esta pregunta es crucial en toda la vida de alguien que no se contenta con solo llamarse “cristiano”, y cuanto más en este tiempo de adviento en el que nos preparamos para la llagada del Mesías-el Señor. Cada uno, en su contexto y desde su propia realidad, está llamado a ser luz y modelo de vida dejando atrás el hombre viejo y oscuro que desdice del nombre cristiano. La conversión tiene que concretarse en hechos reales y puntuales  para que no sea, simplemente, una emoción pasajera o algo que se quede en la esfera privada. Mucha gente se mueve por estas fechas  motivada por sentimientos, que se nota son pasajeros cuando las obras que emprenden no se continúan en el año: regalos, chocolatadas, visita a los pobres, ir a misa, etc. La conversión va más allá, implica un estilo de vida que no se queda sólo en un modo de pensar o en una fecha del año.

            Que la caridad, la honradez y la justicia se note en tu proceso de conversión y así puedas recibir al que bautiza con Espíritu Santo y fuego. 

SEÑOR JESÚS DAME FUERZAS PARA RESPONDER A TU LLAMADO DE CONVERSIÓN.

P. Víctor