Ciclo A: III domingo de cuaresma

1ra lectura: Éxodo 17, 3 – 7
Salmo: 94
2da lectura: Romanos 5, 1 – 2.5 – 8
Evangelio: Juan 4, 5 – 42
EL AGUA QUE YO LE DARÉ SE CONVERTIRÁ DENTRO DE ÉL EN UN SURTIDOR DE AGUA…
¿Está o no está el Señor en medio de nosotros? Esta es la pregunta que siempre acompaña al hombre de poca fe. Es creyente, sí, pero duda: “¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?” En la travesía del desierto de la vida no falta la sed y las insatisfacciones que generan angustia y desesperación, y que llevan a la persona a cuestionar la presencia de Dios misericordioso en medio del pueblo. Todo esto inquieta el corazón del hombre que exige respuestas. Y claro, no duda en buscar la respuesta o saciar su sed en aguas colorantes. Pero, ¿Qué agua toma el hombre que vuelve a tener sed? ¿Será que no sabe elegir la auténtica bebida? El corazón del hombre está diseñado para siempre tener sed de modo que solo pueda saciarse con el agua viva que da el auténtico surtidor. Este es el contexto en el que el hombre está inmerso, y Cristo haciéndose el encontradizo, como siempre, propone al hombre, en la persona de la samaritana, “agua viva” para saciar sed: “…pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna” Esta agua saciará sus aspiraciones y anhelos, le transformará en alguien que pueda adorar al Señor en espíritu y verdad. Él está en espíritu y verdad en cada hombre, en cada hermano, en cada pobre, en cada marginado. Solo aquel que beba de su “agua viva” será capaz adorarle no solo en el templo, con ritos y cantos, sino en cada prójimo. Esta experiencia es la que será luz en un mundo oscuro. Desde allí partirá la auténtica pastoral.
Tú eres cristiano: ¿Qué genera en ti beber el agua viva de Jesucristo? ¿Estás convencido que Cristo te saciará con su “agua viva”? ¿Seguirás saciándote con las “gaseosas” que el mundo te presenta y que tú sabes generan más sed?
SEÑOR, NOS HICISTE PARA TI, Y NUESTRO CORAZÓN ESTÁ INQUIETO HASTA QUE DESCANSE EN TI (san Agustín)
P. Víctor Emiliano