CICLO B


1ra lectura: Hechos 3, 13-15.17-19

Salmo responsorial: 4

2da lectura: 1 Juan 2,1-5

Evangelio: Lucas 24, 35-48


 

¿PORQUÉ OS ALARMÁIS? ¿PORQUÉ SURGEN DUDAS EN VUESTRO INTERIOR?


          Jesús está vivo, no es un fantasma ¡Es él mismo entre nosotros! No hay nada más creíble que su presencia ante los ojos de todos. Jesús se esmera en  hacer comprender a sus discípulos que él es real, que está allí y actúa: y, para que no quepa la mínima duda: “Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos… ¿Tenéis algo qué comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos”. Queridos hermanos Jesús no es  una ilusión, es alguien, no es una emoción pasajera. Jesús ha resucitado, y no se ha desentendido de los suyos; él está en su comunidad, vive en su comunidad y, ahora como antes, sigue ligado a los que ama. Jesús no sólo está entre los suyos sino que actúa a través de los suyos y les ha convertido en sus testigos: “Vosotros sois testigos de esto”. La comunidad de fe es la que le recibe y reconoce, a ella se presenta y a ella envía: “… y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén”. Hoy es la Iglesia la que constituye aquella primera comunidad, extendida por toda la tierra, es la que embellecida con hijos insignes actualiza la presencia de Cristo en la historia. El cristiano no defiende una idea o un espíritu, el cristiano defiende una persona que vive, habla, sufre y disfruta con los suyos. Este es Jesús “real” para enfrentar la realidad del pecado en el mundo: “Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero”.

 SEÑOR, QUE MI FE ENRAICE NO EN SIMPLES FIGURAS SINO EN TÍ, QUE ESTÁS VIVO Y ME AMAS.

P. Víctor