Ciclo B: III domingo del tiempo ordinario

1ra lectura: Jonas 3, 1 – 5.10

Salmo: 24

2da lectura: 1 Corintios 7, 29 – 31

Evangelio: Marcos 1, 14 – 20


 

VENID CONMIGO Y OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES.


 

Jesús comienza el anuncio de la Buena Nueva: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena Noticia”. Pero, necesita cooperantes, necesita gente que no solo le sigan sino que conformen una comunidad. Necesita gente dispuesta a dejarlo todo y que se comprometan con él. Y es así que comienza el trabajo de llamar a sus apóstoles, hombres que irá, poco a poco, formándolos y transformándolos hasta convertirlos en pescadores de hombres, y siempre en comunidad. Es decir, el Reino de Dios empieza formando una comunidad. Es curioso que Jesús llame a sus discípulos, la costumbre era al revés, que el maestro sea buscado y que siguiéndole se hagan sus discípulos. Pero, aceptando esta nueva modalidad de llamado, más extraño es saber a quién Jesús llamó. No llamó a los letrados, cultos o pudientes. Simplemente llamó a los que quiso ¿Serían los mejores? ¿Cuál fue su criterio para llamarlos? Yo le preguntaría ¿Por qué me llamaste a mí? ¡Vaya misterio! Jesús simplemente quiere que sus discípulos sean intermediarios entre su amor y la humanidad con la condición indispensable de “dejarlo todo”. Jesús exige a sus discípulos exclusividad, no tolera que algo obstaculice el seguimiento. Ciertamente, el texto del evangelio se refiere al llamado de los apóstoles pero, el llamado es universal, y perfectamente se aplica a ti y a mí. Todo ser humano tiene una misión especial y los bautizados, de modo particular, están llamados para extender la presencia de su Señor. Hoy, más que antes, los pueblos necesitan agentes que les prediquen la Buena Nueva. Jonás predicó a la ciudad de Nínive y esta se convirtió: “Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno, y se vistieron de sayal, grandes y pequeños”. ¿Te comprometes a llevar su mensaje en aquellos espacios donde no le conocen? ¿Al escuchar la Buena Nueva estás dispuesto a la conversión? ¿Consideras que tu respuesta al llamado es necesaria en el contexto que vivimos?

SEÑOR, QUE CUANDO TÚ ME LLAMES NUNCA DIGA: “NO TENGO TIEMPO”.

 P. Víctor Emiliano