CICLO B: IV domingo del tiempo ordinario

1ra lectura: Deuteronomio 18, 15 – 20
Salmo: 94
2da lectura: 1 Corintios 7, 32 – 35
Evangelio: Marcos 1, 21 – 28
ESTE ENSEÑAR CON AUTORIDAD ES NUEVO
“Este enseñar con autoridad es nuevo”. Esta es la expresión de todos los que le escuchaban. Y es que Jesús no fue como los demás profetas; no transmite un conocimiento técnico, una doctrina o algo que aprendió de algún rabino, Jesús trasmite su propia vida, y es que solo su persona es lo que puede trasformar la vida humana. No en vano se proclama “El Camino, la Verdad y la Vida”, “Yo soy el Buen Pastor”, “Yo soy la Luz del mundo”, “Sin mí no pueden hacer nada”, “Yo soy la Resurrección”, “Yo soy el Pan Vivo bajado del cielo”. Por su puesto que es una nueva manera de enseñar: Él mismo es lo que predica.
De allí que para ser un auténtico profeta del Señor se necesita tener una experiencia personal con él. Esto es lo que Jesús quiere de todos aquellos que le siguen. Jesús quiere profetas que irradien su presencia en el mundo, que agentes que despierten corazones dormidos o adormecidos, que motiven a la gente cansada con tantas propuestas engañosas del mundo. Bienvenidas las especializaciones, los post-grados, doctorados o los conocimientos aprendidos en la universidad, pero siempre y cuando sean solo medios para trasmitir la presencia viva de Jesús. Cuando el profeta no trasmite una vivencia la gente dice de él: “Este enseñar es como el de los demás” por lo que aburre, no alimenta ni convence. Sólo el que ha visto al Señor y se ha dejado sorprender por él, aunque no sea letrado, podrá enseñar con autoridad.
El que habla con autoridad es el que habla con la autoridad de Jesús, y es el que mueve corazones, rompe cadenas y expulsa demonios: “El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió”. La sociedad necesita profetas que hablen con autoridad y que rompan oídos y corazones endurecidos, que no permiten escuchar la voz del Señor: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: No endurezcáis vuestro corazón”.
SEÑOR JESÚS ROMPE LAS ATADURAS QUE ME IMPIDEN SER UN AUTÉNTICO PROFETA
P. Victor Emiliano