La Iglesia nos invita en este mes de Junio a tener la mirada puesta en el Sagrado Corazón de Jesús para alabarle y glorificarle. Contemplarle es mirar, y además admirar, el amor infinito del corazón de Dios a la humanidad; esto debe direccionar la vida hacia un encuentro personal con Jesucristo, un camino que necesariamente implica el esfuerzo de entrar dentro de sí, buscar y despejar todo obstáculo que dificulta el objetivo de la búsqueda. De allí surgirá la necesidad de responder a ese amor infinito amándole con todo el corazón. Esto implica un compromiso concreto en la vida. Es un mes apropiado para pensar en el sacramento de la reconciliación. Las espinas que rodean el corazón del Señor significan las ofensas de unos y otros, ofensas que comienzan con la indiferencia y terminan con agresión, ofensas que lastiman al que dio su vida por la salvación de aquellos que ama y que a la vez le denigran. El sacramento de la reconciliación libera de las cargas al que se confiesa y alivia el dolor del Señor.
Que la vida, en el día a día, transcurra preguntando al corazón de Jesús cómo actuar en determinadas circunstancias, cómo responder en situaciones difíciles, momentos donde la tentación de actuar con criterios del mundo acechan.
Recomiendo a las familias tener en casa un cuadro del sagrado Corazón de Jesús, que les haga recordar que él está allí a la espera de una mirada y de respuestas. Les recomiendo también, sería un gesto hermoso, que se consagren a su protección.
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies,
renovamos alegremente la Consagración
de nuestra familia a tu Divino Corazón.
Sé, hoy y siempre, nuestro Guía,
el Jefe protector de nuestro hogar,
el Rey y Centro de nuestros corazones.
Bendice a nuestra familia, nuestra casa,
a nuestros vecinos, parientes y amigos.
Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes, y participa de nuestras alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras diversiones.
Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.
Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y en nuestras comunidades.
Queremos ser instrumentos de paz y de vida.
Que nuestro amor a tu Corazón compense,
de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la falta de amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.
Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti.
Confianza profunda, ilimitada.
(Oración tomada de Catholic.net).
P. Víctor