Ciclo B: Solemnidad de Santa María, madre de Dios

1ra lectura: Números 6, 22 – 27

Salmo: 66

2da lectura: Gálatas 4, 4 – 7

Evangelio: Lucas 2, 16 – 21


 

MARÍA, POR SU PARTE, CONSERVABA TODAS ESTAS COSAS, MEDITÁNDOLAS EN SU CORAZÓN.


 

Hoy, en este ambiente festivo de navidad, la Iglesia celebra la solemnidad de Santa María, madre de Dios. No se puede menos que alabar y glorificar a Dios por la obra maravillosa que hizo en María, la de engendrar a su propio Hijo, destinado a redimir a la humanidad. Tampoco podemos obviar el SÍ generoso de María, un SÍ en libertad y como respuesta a su plena confianza en el Señor. El SÍ de María fue crucial para el comienzo del plan de salvación, el SÍ de María rompió las cadenas que ataban la historia a un futuro sin Dios, el SÍ de María dio cumplimiento a la espera mesiánica del pueblo de Israel.

María es alabada no por méritos propios cuanto sí por el privilegio de haber sido elegida por Dios para ser la madre de su Hijo. Todo lo que se pueda decir de María siempre será por los méritos, gloria y alabanza de Jesucristo.  

La Iglesia ha querido comenzar cada año con la mirada puesta en aquella que dio paso a la redención al aceptar ser la madre del Verbo, la madre de Dios. La Iglesia desea que toda empresa planificada sea bajo la custodia de María santísima. La Iglesia pide a su Santa madre que le guarde en su corazón y desde allí toda obra emprendida sea fructífera.

“DESDE AHORA ME FELICITARÁN TODAS LAS GENERACIONES PORQUE EL PODEROSO HA HECHO OBRAS GRANDES POR MI”

P. Víctor Emiliano