Ciclo B: V domingo de cuaresma
1ra lectura: Jeremías 31, 31 – 34
Salmo: 50
2da lectura: Hebreos 5, 7 – 9
Evangelio: Juan 12, 20 – 33
EL QUE SE AMA ASÍ MISMO SE PIERDE, Y EL QUE SE ABORRECE ASÍ MISMO EN ESTE MUNDO SE GUARDARÁ PARA LA VIDA ETERNA.
Creo que es experiencia común entre la gente de parroquia que alguien se le acerque y le diga: “Tú que estás más cerca de Dios te pido que…”. La gente de “a pie” supone que estas personas tienen algo especial que transmitir y que son dignas de confianza. ¿Qué respuesta darías tú si alguien se acerca a ti y te pide que le muestres a Jesús? ¿Qué Jesús mostrarías? Es penoso comprobar que mucha gente se ha retirado de la Iglesia y del Señor, por el mal ejemplo de los que se proclaman “cristianos”. Los griegos le ruegan a Felipe ver a Jesús, como tantos en esta época se pueden acercar a preguntarnos, y qué decepción cuando les mostramos cualquier figura. El que se proclama cristiano tiene la obligación de presentar al auténtico Cristo, no sólo de palabra sino con un estilo de vida que refrende dicha palabra. Por otro lado, cuando le avisan a Jesús de la presencia de estos personajes griegos responde dando a entender que deben de verle como el grano de trigo que cae en tierra y muere para dar mucho fruto, no como el que todo lo puede por los milagros que hace. Posiblemente los griegos querían conocerle movidos por la curiosidad, querían ver quién es el sujeto del que la gente hablaba tanto, sobre todo respecto a sus milagros y, claro, Jesús quiere dejar bien sentado que no deben conocerle como el milagrero que todo lo puede, o el mago que con una varita mágica todo soluciona. Él quiere que le conozcan, y es lo que enseña, como aquel que da la vida para que otros vivan. Morir para dar mucho fruto no es tan atractivo, no es algo que convenza, sobre todo en nuestra época. Es más práctico quedarse con el “Jesús buena gente”, “muy comprensivo”, “que reparte a manos llenas” y nada más. Eso de “morir” para dar vida el mundo lo ve como fanatismo propio de cucufatos y viejitas jubiladas. Conocer a Jesús implica vivir como él exige, incluso hasta morir.
SEÑOR, QUE MUCHOS TE CONOZCAN Y SE ACERQUEN A TI POR MI MANERA DE VIVIR.
P. Víctor Emiliano