Ciclo B: XVII domingo de tiempo ordinario
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1ra lectura: 2 Reyes 4, 42 – 44
Salmo responsorial: 144
2da lectura: Efesios 4, 1-6
Evangelio: Juan 6, 1-15
AQUÍ HAY UN MUCHACHO QUE TIENE CINCO PANES DE CEBADA Y DOS PESCADOS
La gente que sigue a Jesús está agotada y hambrienta. Él no es indiferente ante esta situación corporal y pone en marcha lo que ya tiene en mente: darles de comer. Ciertamente, el texto nos presenta la multiplicación del pan material pero, esto es figura de lo que en realidad Jesús quiere presentar: el Pan de Vida o, si queremos ser más claros, la Eucaristía. Así como el cuerpo necesita un alimento que le fortalezca, el ser humano necesita también un alimento espiritual que lo mantiene con vida y lo rejuvenece. Cristo es ese alimento, el “pan de vida” que se multiplica y quiere llegar a la multitud, pero que necesita de la intervención humana: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Bastaron cinco panes y dos peces, como expresión de solidaridad con el resto de las personas, y la acción de gracias del Señor para alimentar más de cinco mil hombres. No es que Dios no pueda hacer nada sin el hombre, Dios es Dios y no necesita nada ni nadie para actuar, pero Él desea que el hombre se sienta responsable de su prójimo y le coloca como mediador, como artífice de solidaridad y unidad. Esta mediación humana es querida y deseada por Dios a tal extremo que sin esta no es posible la multiplicación de los panes materiales, ni se podrían solucionar los problemas de la pobreza en el mundo; sin la presencia de un sacerdote en tantos lugares inhóspitos tampoco se daría la presencia real de Cristo en esos lugares. De aquí surge la necesidad de la ayuda del hombre en los planes de Dios.
La mediación humana es un requisito querido por Cristo para multiplicar y multiplicarse.
SEÑOR JESÚS, QUE NO PASE MI VIDA ENTRETENIDO EN COMIDA CHATARRA TENIÉNDOTE A TI COMO EL AUTÉNTICO ALIMENTO DE VIDA.
P. Víctor Emiliano