Ciclo B: XX domingo del tiempo ordinario

1ra. lectura: Proverbios 9, 1 – 6
Salmo responsorial: 33
2da. lectura: Efesios 5, 15 – 20
YO SOY EL PAN VIVO QUE HA BAJADO DEL CIELO; EL QUE COMA DE ESTE PAN VIVIRÁ PARA SIEMPRE
Jesús sigue insistiendo que él es el “Pan vivo que ha bajado del cielo”. Nos llama y nos invita a que comamos y bebamos para ser vida. Solo en él somos vida. El que no le come es muerte. Por eso podemos afirmar que comerle es poseer la vida eterna. Por lo tanto, no se trata de un gusto o criterio personales alimentarse de su cuerpo; se trata de una necesidad. Alimentarse y respirar son necesidades humanas que sí o sí deben darse para poder vivir. Esto es precisamente lo que el Señor quiere expresar al insistir en que es el pan de vida. El texto del evangelio deja al descubierto cual es nuestra condición como humanos, nos recuerda que somos limitados y necesitados para poder ser y que solo Dios puede llenar los vacíos de nuestra existencia y llevarnos a la plenitud. De esa Vida que infunde su “cuerpo” y su “sangre” en todo aquel que le come brota la santidad, las obras buenas, las virtudes que adornan la vida, brota su reino en esta tierra de peregrinos. No se trata de esperar la muerte para tener vida, no, ya en esta vida corta y perecedera se goza de la Vida que solo Cristo nos da en la Eucaristía. Cada vez que celebramos la misa es Cristo, siempre actual, que se entrega por nosotros.
Nos llamamos cristianos, pregoneros de su palabra y mensajeros de su presencia, pues necesariamente tenemos que ser sembradores de Vida, vida que transforma y renueva las cosas.
SEÑOR, QUIERO SER VIDA PARA TODOS AQUELLOS QUE COMPARTEN MI VIDA.
P. Víctor Emiliano
Ciclo B:
La Asunción de la Bienaventurada Virgen María

1ra lectura: Ap 11,19a; 12,1.3-6a.10ab
Salmo responsorial: 44
2da lectura: 1 Corintios 15,20-27a
Evangelio: Lucas 1, 39-56
¡BENDITA ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES Y BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIENTRE!
Hoy la Iglesia está de fiesta. Celebra la asunción de la bienaventurada virgen María en cuerpo y alma al cielo. Este dogma fue promulgado por el papa Pío XII el 1ro de noviembre de 1950 con la constitución apostólica “Munificentissimus Deus” Es importante tener presente que los dogmas de fe están para sostener y cuidar la realidad de la humanidad y divinidad de nuestro Señor Jesucristo; en principio, no están para entenderlos cuanto sí para aceptarlos y vivirlos. Este dogma mariano debe ser motivo de alegría y esperanza para todos nosotros porque así como María, humana, fue asunta, así también sucederá con todos aquellos que Cristo ha constituido hermanos y que han permanecido unidos a Él porque escucharon su palabra y la cumplieron. Este dogma nos clarifica que el tránsito por este mundo no acaba con la muerte y confirma que hemos sido creados para la vida. María ya dio el primer paso y como puerta en el cielo, siempre abierta, espera nuestra llegada. Es curioso que en la “anunciación” ella se constituyera en puerta abierta de la tierra para la llegada de Dios y ahora ella en el cielo se constituye puerta abierta para la llegada de la humanidad en su camino hacia Dios. Luego de la resurrección de Cristo está María asunta como pruebas irrefutables que el destino de la humanidad es vivir en la presencia de Dios por toda la eternidad. María es la garantía de nuestra asunción en cuerpo y alma al cielo.
SANTA MARÍA, MADRE NUESTRA, AYÚDANOS A CAMINAR POR LA SENDA QUE TU HIJO NOS DEJÓ PARA QUE PODAMOS DISFRUTAR LA ETERNIDAD EN SU PRESENCIA.
P. Víctor Emiliano