Ciclo B: XXXI domingo del tiempo ordinario

1ra lectura: Deut 6, 2-6
Salmo responsorial: 17
2da lectura: Hebreos 7, 23-28
Evangelio: Marcos 12, 28b-34
¿QUÉ MANDAMIENTO ES EL PRIMERO DE TODOS?
El ser humano es creación de Dios, tiene el sello de Dios en su vida. Su corazón ha sido creado para estar siempre lleno, y todo corazón sin excepción tiene un altar, altar para adorar al inquilino. Si el corazón no está lleno de Dios, está lleno de cualquier cosa y su altar servirá para adorar “esa cosa”. Puesto que el amor a Dios lleva consigo, necesariamente, el amor al prójimo, si el corazón está vacío de Dios, estará vacío también, del amor al prójimo. Por eso del corazón del hombre salen las injusticias, los robos, la violencia, la corrupción, etc. Cuando el ser humano no tiene a Dios él es artífice de muerte.
En el texto del evangelio de Marcos es curioso que Jesús responda en plural a una pregunta en singular. A él le preguntan cuál es el mandamiento más importante y él responde con dos: amar a Dios y amar al prójimo. La realidad del amor es una, pero con dos caras. Así como no existe una moneda con una sola cara así podemos afirmar que no existe el amor a Dios sin tener amor sincero al prójimo. El Señor lo afirma cuando dice “Cuanto hicisteis a uno de estos mis humildes hermanos, a mí me lo hicisteis”. El amor a Dios necesariamente pasa por el filtro del trato al hermano. Esto de alguna manera inhibe el desarrollo de una fe desencarnada que no tiene nada que ver con los demás más que con solo Dios. Esto descubre a aquellos que se proclaman muy creyentes pero que en el trato cotidiano son desalmados, fríos e indiferentes, egoístas y tacaños.
El amor a Dios y el amor al prójimo es el termómetro que califica la vida del cristiano, la evaluación en torno a este mandamiento es el mejor examen de conciencia para la confesión. Eres empresario, ¿Cómo tratas a tus trabajadores?; eres médico ¿Cómo tratas a tus pacientes; eres servidor público, ¿Sirves o te sirves?.
SEÑOR, QUE NUNCA DEJE DE MIRARTE A TRAVÉS DE MI PRÓJIMO.
P. Víctor Emiliano