Ciclo B: Domingo XXXIV del tiempo ordinario
Jesucristo, Rey del Universo

1ra lectura: Daniel 7, 13-14

Salmo responsorial: 92

2da lectura: Apocalipsis 1, 5-8

Evangelio: Juan 18, 33b-37


 

TÚ LO DICES: SOY REY. YO PARA ESTO HE NACIDO Y PARA ESTO HE VENIDO AL MUNDO; PARA SER TESTIGO DE LA VERDAD.


 

Hay una pregunta que siempre me hago cuando celebramos esta fiesta: Si Cristo es Rey y así lo proclamamos, ¿Por qué no lo tenemos como Rey y le obedecemos como tal? No pocos cristianos públicamente están mintiendo a vista y paciencia del mundo cuando quieren constituir un cristianismo sin Cristo o simplemente dicen “yo soy cristiano a mi manera”. ¿Será que ni los propios cristianos creen que Cristo es Rey? ¿Será posible que algunos cristianos hoy en día tomen la postura de Pilato y le sigan preguntado a Jesucristo si es Rey? ¿Será que actualmente existen cristianos que piden a Jesús pruebas de su realeza?

Por otro lado, llama la atención cómo una misma palabra puede expresar dos realidades diferentes: Pilato se proclama rey y vive en un palacio, es rico, ordena y obedecen, tiene ejércitos y sirvientes, se viste de púrpura y está sentado en el sillón principal; Cristo es Rey, y está encadenado, no tiene ni donde reclinar la cabeza, es humillado, no tiene ejército ni sirvientes, y ni siquiera su propia gente le quiere. Hoy aprendemos, en esta fiesta, que unidos a Cristo somos reyes para servir y dar la vida por los demás, que con Cristo somos reyes para ser testigos y difusores de la Única Verdad. Hoy aprendemos que aunque el Reino de Cristo no es de este mundo echa raíces profundas en este mundo al extremo que todo lo que hagamos de bien aquí será recompensado allá.

La sociedad en la que vivimos se ha especializado en construir “reyecillos” y muchos cristianos, lamentablemente, les rinden pleitesía; esta sociedad se encarga de distorsionar lo que tendría que ser bueno para convertirlo en “diocesillos” engañaniños. El dinero, el trabajo, los estudios, son ejemplos palpables que usándolos bien construyen y edifican al ser humano pero, dándoles el sitial equivocado, acaban por  esclavizarlo. 

SEÑOR, YO SOY BAUTIZADO, EN TI SOY REY. AYÚDAME A VIVIR COMO LO QUE SOY PARA GLORIA DE TI.

P. Víctor Emiliano