La vida está para ser vivida en plenitud, con optimismo y, sobre todo, en alegría. Las dificultades propias de la existencia no pueden quitar ese llamado, ¡no lo debes permitir! ¿Quién no tiene problemas? ¿Quién no tiene dificultades? Tanto el rico como el pobre experimentan esa realidad. Vivir sin problemas es una utopía, es irreal. Si la felicidad fuese vivir sin problemas, entonces no existe la felicidad y Cristo no tendría razón de ser: “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Juan 10,10). ¡Atrévete a vivir!, descubre tus talentos y posibilidades, ¡arriesga!, ¡tú eres más que tus problemas! Tu existencia no puede ser mustia, no es justo. Los tuyos se merecen tu sonrisa y tú mereces vivir. Tengo la dicha de conocer personas cuya situación económica es precaria pero se han tomado en serio su felicidad y, son felices; así mismo, personas físicamente limitadas o postradas que sonríen y experimentan la dulzura de la vida; otras, cuya solvencia económica es notoria y sin embargo no son felices. Esta vida es un don y no se puede desaprovechar. ¡Vive, y nada contracorriente! ¡Vive y verás! No estás solo.
P. Víctor Emiliano
