UNA PINCELADA SOBRE “LIBERTAD”

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Pero ¿qué entendemos por libertad? Muchas personas hablan de libertad y no conocen su significado correcto. Es común entender por libertad “hacer lo que yo quiero”. ¡Nada más falso! Libre es aquel que hace lo que tiene que hacer quiera o no quiera, le guste o no le guste. Y, ¿Qué es lo que tengo que hacer? La respuesta es muy sencilla: el bien. Somos libres sólo para hacer el bien. Quien hace el mal es esclavo, y lo más triste, esclavo de sí mismo. Si la libertad fuera optar entre el bien y el mal Dios también podría hacer el mal, y eso es imposible puesto que Dios es perfecto, la perfección no incluye el mal. Soy libre cuando me niego a mí mismo y domino mis instintos, soy libre cuando domino mis pasiones, cuando manejo mi vocabulario, soy libre cuando me domino a mí mismo, cuando yo mando en mi cuerpo y en mi voluntad. Aquella persona que actúa o se deja llevar por el odio y el rencor, por la venganza o la euforia del contexto en el que está expresa que no es capaz de frenar la turbulencia de sus sentimientos y emociones. Las personas que no son capaces de manejarse así mismas demuestran que su carácter es débil y por lo tanto su libertad.  

Que quede claro, queridos hermanos, que la “libertad” es propia de los fuertes y que Dios nos quiere libres hasta de nosotros mismos. La vida en Cristo es el camino de la auténtica libertad: Gálatas 5,1. Seamos libres, solo en libertad podemos caminar en santidad. El Reino de los cielos siempre está con las puertas abiertas, y todo aquel que quiera caminar hacia él es bienvenido. Dios quiere que todos seamos salvos, pero si alguien no quiere y rechaza la invitación a la salvación, al hacer mal uso de su libertad, pierde la gran oportunidad de la vida. 

P. Víctor Emiliano

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