¿Cuántos de los cristianos se han tomado en serio el “ser profeta”? Hoy, más que en otro tiempo, la Iglesia de Jesucristo necesita gente avezada, que arriesgue y apueste por extender lo que cree. El problema de muchos es que no creen “en lo que creen”. Sus creencias no tienen fuerza transformadora que impulse un cambio personal radical y, por ende, no habrá un cambio social. La fe de estas personas pareciera descansar en un simple sentimiento o emoción, como lo que ofrecen los tantos grupos “religiosos” espurios, sobre todo en las zonas menos favorecidas. El Papa constantemente está llamando a tener una vida consecuente, que exprese en hechos concretos la fe que se dice tener. La primera tarea que todo cristiano debe tener es vivir las palabras de Jesús: “…Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia” (Marcos 16,15). El paso inicial y personal debe comenzar por casa, por la familia y los amigos más cercanos, luego, poco a poco, en el entorno vecinal, laboral, hasta el trabajo más amplio en un compromiso con las misiones que pueda tener la Iglesia en la respectiva parroquia.
El trabajo que tú comiences con el Señor te impulsará a continuar hasta convertirlo en un bonito hábito de servicio que retroalimentará toda tu labor.
P. Víctor Emiliano