El trabajo pastoral es trabajo de campo, desde la oficina poco se puede hacer. La gente responde a la cercanía del pastor. El objetivo de nuestra pastoral es llegar a los más alejados. El párroco, el responsable directo de la parroquia, debe estar siempre en salida. Su tarea radica en ir al encuentro de sus fieles; ciertamente hay que esperarles pero, luego de haberles visitado. Posiblemente no se pueda visitar a todos, es muy difícil, sin embargo nunca debe ser la posición oficial de un agente pastoral esperar que venga la gente. Aquellos tiempos ya pasaron. El pastor debe estar siempre dispuesto para atender las necesidades del pueblo de Dios. El sacerdocio ministerial no es un título para tenerlo en vitrina, es para ejercitarlo hasta el cansancio. El “celo pastoral”, tantas veces escuchado, no debe seguir siendo una frasecita usada para burla. Este tiene que ser el distintivo de un auténtico pastor, debe ser lo propio de aquel que quiere fortalecer la fe de sus feligresía.