Dicen que el amor es ciego. Yo no comparto esa afirmación. Creo que la persona que ama tiene las cosas más que claras, bien puestas, y sabe por dónde transita. La persona que ama conoce a la persona amada y le acepta tal cual es; no condiciona su amor, puesto que el amor es incondicional. La persona que ama es libre, sabe de decisiones y no es arrastrada por las emociones o sentimientos. La persona que ama tiene bien dispuesta la voluntad. En este contexto tiene sentido la frase “He decidido amarte”. La persona que ama es capaz de privarse de algo, de negarse así mismo, de despojarse de sí para edificar a quien se ama. La persona que ama es capaz del sufrimiento porque así lo ha decidido.
La pasión sí se puede decir que es ciega. La pasión es como un “huayco”, arrasa con todo, no entiende razones. La persona movida por la pasión es esclava y no es capaz de razonar. La persona movida por la pasión es capaz de matar y dañar o dañarse con tal de satisfacer su pasión, aunque sea por un instante. Al escribir estas líneas puedo comprender que la frase “Crimen pasional” está muy bien dicha, puesto que sólo la pasión es capaz de empujar a una persona hasta semejante extremo. Definitivamente debemos cambiar esa frase, dígase de paso, muy bien vendida, y que se presta para justificar cualquier atrocidad en nombre del amor. Este tema me hace recordar la frase de nuestro padre san Agustín “Ama y haz lo que quieras” perfectamente encaja puesto que quien ama sabe lo que quiere y por dónde anda.
P. Víctor Emiliano