Estamos a punto de terminar el año, es bueno dar un vistazo a todo el camino recorrido y agradecer por todo lo trabajado y aprendido, y anotar lo que tendría que potenciarse y mejorar.
Esta fecha es propicia para reflexionar sobre la vida, lo que se ha hecho bien o mal, sobre lo que se pudo hacer mejor. No cabe duda que toda experiencia es formativa y edificante, incluso, las tensiones y desvelos. Considero que todo lo vivido en este año que se marcha debe ser trampolín para cosas novedosas en el 2020.
Este año ha sido de inserción y adaptación a los nuevos tiempos por donde el Espíritu nos ha ido llevando. La restructuración y revitalización constituyen todo un proceso en el que todavía estamos, no vayamos a pensar que ya todo está hecho, de ninguna manera. Todo lo que se ha vivido a nivel de la Vicaría, de la Provincia y de la Orden en este año que culmina debemos verlo como el pre requisito para cosas mayores y más fructíferas, y esta debe ser la visión en los años sucesivos. Debemos tener claro que toda experiencia debe ser preparación para otras de más trascendencia.
Todo grupo humano avanza no solo por su organización sino también por la disposición de cada integrante. Cada integrante con su típica manera de ser y trabajar añade un “plus” a toda la institución. Es propicia la oportunidad para agradecer a los frailes por el trabajo, por la disposición, por el esfuerzo de construir comunidad, por el deseo de hacer cada día una Vicaría mejor. Exhorto a tener siempre presente el trabajo de aquellos que nos han precedido, a tener una memoria agradecida, a valorar lo poco o lo mucho que se hizo y de lo que ahora gozamos, y tratamos de enriquecer y potenciar. Exhorto a no perder de vista la razón por la que recibimos el regalo del sacerdocio: servir al pueblo de Dios. Motivo a los hermanos a tener, siempre, en la agenda o como primer nombre de los contactos en el celular la palabra clave de todo lo que se emprenda: servicio. En la medida que aprendamos a servir construiremos.
Comenzamos el nuevo año, tengamos la mente y el corazón abiertos a los nuevos tiempos y a los retos que esto implica, intentemos “remar mar adentro”, les motivo a arriesgar, a apostar por los nuevos caminos que el Espíritu comienza a señalar.
Queridos hermanos, que el Señor les bendiga y haga fructífera toda labor emprendida para extender su Reino. Feliz año 2020.
Artículo Un nuevo empezar, en El Timón / Recoletos Perú: Año 23 y 24, N°99, octubre 2019 – febrero de 2020, página 46.