El 17 de marzo de 2014, para ser exactos, constituimos una nueva pastoral en la parroquia Santa Mónica. Se trata del cuidado y atención a los enfermos. Pedí a Mons. Fortunato que autorizara a tres laicos, mujeres comprometidas a carta cabal con la parroquia, para que me ayudasen a visitar a los enfermos y puedan dar la comunión. Así surge, de modo sencillo y sin publicidad, esta hermosa tarea. Dos de ellas perseveran hasta ahora, Imelda y María, y con la gracia de Dios, poco a poco, el grupo fue creciendo. Ahora son diez, y entre ellas una religiosa de las Siervas de Jesús. De los diez cuatro distribuyen la comunión. Hay que reconocer que el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres, no nos falta trabajo y nos premia con la perseverancia del grupo.
¿En qué consiste este trabajo? En visitar a los enfermos los primeros viernes de mes, o cuando lo necesiten. Se les lleva la comunión, se reza con ellos y se les bendice. Estamos convencidos que el acompañamiento es fundamental cuando se trata de personas delicadas de salud. Cuando algún paciente necesita los sacramentos me lo comunican y coordinamos con los padres de la comunidad, y les atendemos. Además, para semana santa, ya es costumbre el martes santo, se tiene la misa de salud por todos ellos, y con la presencia de los pacientes que pueden movilizarse. Pero, eso no es todo el trabajo. La tarea también va dirigida a la familia, hay que prepararles para que puedan asumir la gran tarea de cuidar a sus pacientes. Este modo es práctico para entrar a los hogares en el proceso de evangelización.
Los pacientes que se visitan están inscritos en el despacho parroquial con los datos necesarios para comunicarse con sus familias. En las misas comunitarias, que se celebran todos los 19 de cada mes, se les menciona y se pide por su salud.
El trabajo ha ido creciendo al punto de dividir la zona de la ciudad de la parroquia en tres partes para poder atenderla. Actualmente se atiende a más de treinta enfermitos sin dejar de mencionar a los tantos que ya han fallecido y que fueron cuidados por nuestra pastoral. Esta es nuestra pastoral de la salud a la que bautizamos con el nombre “San Ezequiel Moreno”. Estoy convencido que esta es fundamental en el proceso de evangelización de la parroquia.
La experiencia fructífera que tenemos en la ciudad hemos creído conveniente implementarla en el campo. Es así que el año pasado presenté a los catequistas un proyecto que contemplaba tener ministros de la comunión por sectores, en las tres zonas que conforman la pastoral del campo. La respuesta fue contundente: “¡Padre, nos parece muy bien!” Sin titubear les pareció fenomenal. Pedí nuevamente a Mons. Fortunato crear 19 ministros para implementar este nuevo proyecto. Para seleccionar a los candidatos ha tenido peso su compromiso con la parroquia y su perseverancia como catequistas. Estos hermanos son personas sencillas, hombres y mujeres que no dudan en dar una mañana o una tarde de su tiempo para visitar a los enfermos de sus comunidades y llevar en sus manos la presencia viva del Señor. Estos catequistas se han preparado, tuvieron su jornada y se les brindó un esquema sencillo de visita. El trabajo de estos hermanos es arduo, las rutas son abruptas, no faltan las pendientes pronunciadas y quebradas, las casas son distantes unas de otras, a veces llovizna otras veces hace mucho sol, incluso, hasta la presencia de los perros dificulta la labor; bueno, el asunto es que estos hermanos tienen un compromiso, y su palabra pesa.
Cuando se tuvo la lista de los enfermitos les visitamos los ministros de la comunión y yo; confesé, di la comunión y administré la unción de los enfermos a muchos. Luego de hablar con las familias, presentar a los ministros e indicar el día de la visita por mes, comenzó su trabajo. Cuando algún paciente necesita la presencia del sacerdote me comunican y, viendo la agenda, se le visita. Para atenderles se ha creado un cronograma de tres días, son tres días por mes, un día por zona y, además, se ha fijado puntos específicos de encuentro para la entrega de las formas consagradas a los ministros.
Esta es la Pastoral de la Salud implementada en mi parroquia. No necesita ser sofisticada para dar el mejor servicio. Creo que las cosas sencillas construyen las grandes. Mis catequistas son de lo mejor. No son ilustrados, ni gente de renombre pero, son y actúan. Que Dios les bendiga por su disposición para servir.
P. Víctor