Queridos hermanos en Cristo. A puertas de comenzar la semana santa quiero expresar mi saludo y mi abrazo de cercanía a todos ustedes. La situación que atraviesa la humanidad y, concretamente, nuestro país me gustaría que la vivamos con la mirada puesta en Jesucristo. Ciertamente está la labor que como ciudadanos responsables no podemos eludir: de permanecer en casa, de ser solidarios, respetuosos con las autoridades y acatar las disposiciones gubernamentales. Pero, somos gente de fe y como tal debemos ser lumbreras de fraternidad y esperanza en este contexto de pandemia que agobia a los pueblos del mundo. El mundo no espera menos de nosotros.
Esta es la oportunidad de tomar conciencia, y decir a los hermanos de hábito, en la comunidad en que te encuentres, a tu familia en la casa, a tus compañeros de trabajo, a los pacientes que atiendes: ¡Él es el Señor y con Él debemos caminar! “Vengan a mí todos los que se sienten cargados y agobiados porque yo los aliviaré” son palabras que despiertan confianza y cultivan la esperanza en un futuro cercano donde todo esto pasará. Aunque las estadísticas digan lo contrario, no podemos olvidar que somos hombres de fe.
Parte de esta cuaresma se ha vivido en este ambiente de cuarentena como también lo será la semana santa. Esta tarde la comenzamos, y estoy convencido que, a pesar de las circunstancias, será la mejor oportunidad de vivirla en su plenitud. Esta es la oportunidad que tenemos de caminar, paso a paso, con el Señor de la vida, con el Señor de la salud, con el Señor de la esperanza. Es la mejor oportunidad para escuchar su Palabra que construye y edifica. Esta es la oportunidad de juntar nuestras cargas y temores y adherirnos al que todo lo puede, solos no podemos. Este es el momento de mirar a María, nuestra madre y Señora de la Consolación, y pedirle consuelo, y que nos guíe para un encuentro personal y sincero con su Hijo. Es la oportunidad de interceder por los enfermos, de pedir al Señor por los que sufren y lloran por la muerte de sus seres queridos, por los que no tienen un trabajo, por los pobres que no figuran en las estadísticas; es la oportunidad de pedir por los que arriesgan su vida, en los hospitales, en las clínicas, en los centros médicos, tratando a los enfermos; por los custodios del orden, por los que limpian las calles. Les invito queridos hermanos no a recordar, sino a vivir como presente, la historia de nuestra salvación en todas las celebraciones que se tendrán en semana santa, a través de estos medios virtuales.
Esta semana santa es especial por las circunstancias en las que se va a vivir, permite que también sea una semana santa especial para ti. Que llegada la vigilia pascual, luego de vivir el santo Triduo, podamos experimentar la alegría y el gozo de ser personas resucitadas y renovadas en Cristo.
No quiero dejar pasar la oportunidad de saludar y expresar mi cariño, en estos momentos difíciles, a los frailes de nuestra vicaría de Perú, de la Provincia y de la Orden; a los fraternos seglares, a las Juventudes Agustino Recoletas (JAR); y como no, a todos nuestros colaboradores tanto de parroquias y colegios, y a toda nuestra feligresía, nuestra tan querida feligresía, en los distintos ministerios que tenemos en Chota, Cajamarca, Chiclayo y Lima.
Les tenemos en nuestras oraciones. Que Dios les bendiga.
P. Víctor
6 de abril de 2020